Contando el tiempo para el inicio del Año Jubilar 2025

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PEREGRINOS DE LA ESPERANZA

La vida misionera es signo de la esperanza, pues creemos en un mundo lleno de Dios, donde la paz y la justicia triunfen, donde se abran las puertas del perdón. Las Obras Misionales Pontificias tendrán la oportunidad de unirse al Jubileo de la vida misionera que se celebrará enoctubre.

El Jubileo es un signo de reconciliación, porque abre un «tiempo favorable» (cfr. 2 Cor 6,2) para la propia conversión. Uno pone a Dios en el centro de la propia existencia, dirigiéndose hacia Él y reconociéndole la primacía

‘Jubileo’ es el nombre de un año particular: parece que deriva del instrumento utilizado para indicar su comienzo; se trata del yobel, el cuerno de carnero, cuyo sonido anuncia el Día de la Expiación (Yom Kippur). Esta fiesta se celebra cada año, pero adquiere un significado particular cuando coincide con el inicio del año jubilar. A este respecto, encontramos una primera idea en la Biblia: debía ser convocado cada 50 años, porque era el año ‘extra’, debía vivirse cada siete semanas de años (cfr. Lv 25,8‑13). Aunque era difícil de realizar, se proponía como la ocasión para restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, y conllevaba el perdón de las deudas, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.

Citando al profeta Isaías, el evangelio según san Lucas describe de este mismo modo la misión de Jesús: «El Espíritu del Señor está sobre mí; porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18‑19; cfr. Is 61,1‑2). Estas palabras de Jesús se convirtieron también en acciones de liberación y de conversión en sus encuentros y relaciones cotidianos.

Bonifacio VIII, en 1300, convocó el primer Jubileo, llamado también “Año Santo”, porque es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. Con el tiempo, la frecuencia ha ido cambiando: al principio era cada 100 años; en 1343 se redujo a 50 años por Clemente VI y en 1470 a 25 años por Pablo II. También hay momentos ‘extraordinarios’: por ejemplo, en 1933, Pío XI quiso conmemorar el aniversario de la Redención y en 2015 el Papa Francisco convocó el año de la Misericordia. También ha sido diferente el modo de celebrar este año: en el origen coincidía con la visita a las Basílicas romanas de san Pedro y san Pablo, por tanto, con la peregrinación, posteriormente se añadieron otros signos, como el de la Puerta Santa. Al participar del Año Santo se obtiene la indulgencia plenaria.

Entre los antiguos judíos, el jubileo (llamado año del yōbēl, “de la cabra” porque la fiesta se anunciaba con el sonido de un cuerno de cabra) era un año declarado santo. Durante este período, la ley mosaica prescribía que la tierra, de la que Dios era el único propietario, debía volver a su antiguo dueño y los esclavos debían recuperar su libertad. Solía suceder cada 50 años.

En la era cristiana, tras el primer Jubileo en 1300, los plazos para la celebración del Jubileo fueron fijados por Bonifacio VIII cada 100 años. A raíz de una petición de fieles romanos hecha al Papa Clemente VI (1342), el periodo se redujo a 50 años.

En 1389, en recuerdo del número de años de la vida de Cristo, fue Urbano VI quien quiso fijar el ciclo jubilar cada 33 años, y convocó un Jubileo en 1390, que, sin embargo, fue celebrado por Bonifacio IX tras su muerte.

No obstante, en 1400, al final del período de cincuenta años previamente fijado, Bonifacio IX confirió el perdón a los peregrinos que habían acudido a Roma.

Martín V, celebró un nuevo Jubileo en 1425, haciendo que se abriera por primera vez la puerta santa en San Juan de Letrán.

El último en celebrar un Jubileo de 50 años fue el Papa Nicolás V en 1450, ya que Pablo II redu el periodo interjubilar a 25 años, y en 1475 se celebró un nuevo Año Santo por Sixto IV. A partir de entonces, los jubileos ordinarios se celebraron a intervalos regulares. Por desgracia, las guerras napoleónicas impidieron la celebración de los jubileos de 1800 y 1850. Se reanudaron en 1875, tras la anexión de Roma al Reino de Italia, que se celebró sin la solemnidad tradicional.

INDULGENCIA PLENARIA

La indulgencia es una manifestación concreta de la misericordia de Dios, que supera los límites de la justicia humana y los transforma. Este tesoro de gracia se hizo historia en Jesús y en los santos: viendo estos ejemplos, y viviendo en comunión con ellos, la esperanza del perdón y del propio camino de santidad se fortalece y se convierte en una certeza. La indulgencia permite liberar el propio corazón del peso del pecado, para poder ofrecer con plena libertad la reparación debida.

Concretamente, esta experiencia de misericordia pasa a través de algunas acciones espirituales que son indicadas por el Papa. Aquellos que, por enfermedad u otra causa, no puedan realizar la peregrinación están invitados, de todos modos, a tomar parte del movimiento espiritual que acompaña a este Año, ofreciendo su sufrimiento y su vida cotidiana y participando en la celebración eucarística.

La Puerta Santa de San Pedro

La Puerta Santa de San Pedro se abre a manos del Papa sólo con ocasión del Jubileo. Suele ser la primera puerta que se abre y que identifica el inicio del Año Santo. El primer registro de este rito en la Basílica de San Pedro, se remonta al 1.500 por el Papa Alejandro VI. Actualmente, el muro que sella la puerta se desmonta en los días previos a su apertura. En este momento, se libera una caja que permanece tapiada desde el Año Santo precedente. En esta caja se encuentra la llave que permite abrir la puerta. El Papa empuja las puertas de forma simbólica. También por razones de seguridad se ha abandonado durante el rito, el uso del martillo con el que se golpeaba el diafragma de ladrillo que la cerraba.

La puerta permanece abierta en todo momento para el paso de los peregrinos. Con este gesto, no sólo se posibilita vivir plenamente la indulgencia ligada al Año Santo, sino también significar que el propio camino de conversión viene por el encuentro con Cristo, la «puerta» que nos une al Padre.

En 1949 se convocó un concurso para la realización de la Puerta para el Jubileo que habría de celebrarse al año siguiente. Este concurso lo ganó el escultor Vico Consorti, que llevó a cabo su realización en 11 meses, a tiempo para su inauguración en la Nochebuena de 1949.

Templos para Peregrinación

Se designaron 16 templos, a lo largo de nuestro pais para recibir de manera plena la indulgencia plenaria, a modo de peregrinación y recorrido durante este año jubilar

Ayabaca, es una pintoresca ciudad, ubicada en las serranías piuranas a 2,815 m.s.n.m., y dentro de su bello paisaje andino, de clima saludable, también se respira en el ambiente una gran devoción religiosa, por su santo patrono el Señor Cautivo, por quien su festividad, atrae gran cantidad de fieles, quienes llegan en peregrinación, de diferentes zonas norteñas del Perú e incluso desde el vecino país del Ecuador.

Según la historia, el año 1751, el sacerdote español, García Guerrero quiso dar a su pueblo una imagen del Señor; para lo cual se decidió utilizar un tronco, del que había brotado sangre luego que un labrador le diera un hachazo. Era de un árbol de cedro, encontrado en el cerro Zahumerio de Jililí.

Tres hombres vestidos con impecables ponchos blancos de lana llegaron al pueblo de Ayabaca. Trotaban sobre tres briosos caballos albinos. Eran artistas talladores. Y se comprometieron a esculpir la imagen del Señor Cautivo a condición de que el pueblo guardara absoluta reserva sobre su presencia. Nadie, además, debía interrumpirlos durante sus labores y los alimentos les serían servidos solamente al amanecer. Ningún poblador debía verlos trabajar.

Pasó el tiempo y la curiosidad de los ayabaquinos pudo más que su paciencia. Querían ver los avances de trabajo de los tres misteriosos caballeros. Los pobladores se acercaron a la casa, llamaron insistentemente y, al no obtener respuesta, creyeron que se habían burlado de ellos. Entonces forzaron la puerta. En el interior no había persona alguna y la comida estaba intacta. Pero ante ellos se alzaba, imponente y majestuosa, la escultura de un Nazareno con las manos cruzadas. Sólo entonces se dieron cuenta de que los autores eran ángeles vestidos de chalanes que al concluir la escultura alzaron vuelo y se perdieron. La historia creció, al igual que la fe y devoción, más aun si consideraban todo ello, una «obra de ángeles»; como la llamaron.

El año de 1904, el Rvdo. P. Tomás Eliseo Velásquez, inauguró el templo, el que fue refaccionado en 1974. Cuando se reconstruyó la fachada, se agregaron dos escalinatas para facilitar la veneración de la imagen.

En el día central de la festividad (13 de Octubre), se lleva en procesión por las calles del pueblo, la bella imagen de un metro ochenta de estatura. Las calles de dicho recorrido, son previamente alfombradas con flores.

El Cautivo representa el momento en que, tras ser apresado en Getsemaní, Cristo fue abandonado por sus discípulos (ver Mt 14, 50). Jesús, de pie, maniatado, refleja en su rostro una profunda desolación. Viste túnica morada con áureos bordados. Sus poderosas manos están atadas con dorado cíngulo. Sobre su cabeza esta una corona de espinas de oro, en la que resplandecen tres potencias del mismo metal.

En los meses de Septiembre a Octubre quien ha viajado por la carretera Panamericana Norte, habrá visto pegados a la pista colas interminables de fieles, vestidos de morado, jóvenes y mayores, hombres, mujeres, y mujeres con niños en brazos; son los peregrinos que se encaminan con destino a Paita a venerar a la Virgen de las Mercedes «La Mechita», y luego encaminarse a la serranía piurana, concretamente a la provincia de Ayabaca.

Grandes son las colas que serpentean por el trayecto hacia la tierra del Cautivo, muchos de ellos llevan una Cruz a cuestas, otros con sus mochilas y en ella lo indispensable. Con ellos traen instrumentos musicales y en el camino vienen ejecutándolos, cantando para atenuar el trajín de la caminata. Estos grupos de peregrinos son las llamadas Hermandades. Las autoridades colaboran con la Fe de los peregrinos, socorriéndolos todo el trayecto. Se sabe de personas con delitos leves purgando cárcel y que obtienen permiso para retirarse de la penitenciaría y cumplir con su promesa de «peregrinar» hacia el Divino Cautivo. Cumplida tal promesa regresan a su prisión.

El 13 de Octubre de cada año se celebra en Ayabaca la festividad en honor al Milagroso Señor Cautivo de dicha provincia de la serranía Piurana. Los fieles tienen una gran devoción por los milagros que reciben de Él.

Conocida y reconocida como ‘La Capital de la Fe’ por el escritor Fidel Horna Cortijo en los años 80, Otuzco es el escenario de una fervorosa manifestación católica que desde un principio estuvo ligada a la advocación de la Inmaculada Concepción.

La historia expresa que el origen de la veneración por la Virgen de la Puerta nace en 1674, siglo XVII, junto a la aparición de una flota pirata a la altura de Huanchaco.

En Trujillo, los habitantes estaban atemorizados por la aproximación de los piratas que ya habían dañado el puerto de Guayaquil en Ecuador, y como recurso extremo tuvieron la idea de colocar en la puerta de entrada a la ciudad de Otuzco una imagen de Nuestra Señora de la Concepción.

Tres días y tres noches, los pobladores estuvieron orando por el milagro que finalmente llegó con la insospechada retirada y alejamiento de los protestantes neerlandeses, y la salvación de la ciudad de Trujillo, y los pueblos de Huanchaco y Otuzco.

Con un metro de altura, la santa imagen que fue coronada por el papa Francisco, y declarada como Madre de la Misericordia y Esperanza en 2018, y en 1942 por el papa Pio XII como “Reina de la Paz Universal”, permaneció inquebrantable durante ese episodio de incursión pirata, y dio inicio a más de 300 años de fe.

Las celebraciones en honor a la Virgen de la Puerta en Otuzco se extienden durante las 2 primeras semanas de diciembre, y una antes de recibir la Navidad.

Del 4 al 17 del último mes del año se llevan a cabo actividades religiosas en relación a la Patrona del Norte del Perú, pero el día 15 es el de mayor relevancia por haber sido la fecha que instauró en junio de hace 358 años, el obispo de Trujillo, Monseñor Juan de la Calle y Heredia, mediante una orden episcopal.

En junio y julio de 1649, en Ciudad Eten, según el documento “Crónica del Milagro Eucarístico de Eten” (1649), ocurrieron dos apariciones del Niño Jesús en la Hostia Consagrada. Según el Profesor Carlos Millones Carrillo, investigador que analizó y transliteralizó los 82 folios de la crónica “se dio como secuela de un sacrilegio realizado en la ciudad de Quito (Ecuador) en la madrugada del 19 de enero de 1649, en el cual unos malhechores desfondaron el Sagrario y se llevaron el Copón de plata, maltratando las Sagradas Hostias y dejándolas regadas en el piso, algunas de ellas rotas y otras sin poder ser encontradas” (Millones, 2009). A continuación una narración de los hechos que considera el orden de la información registrada en la crónica franciscana.
En Reque, el 23 de junio de 1649 Don Fernando de la Carrera, Vicario Juez eclesiástico del Partido de Chiclayo creyó necesario citar y tomar declaración al cura franciscano de Eten, Fray Jerónimo de Silva Manrique, testigo presencial del extraordinario hecho, no sin antes solicitar a su superior, Fray Marcos López (“Presidente del Convento de San Francisco de Chiclayo”) la autorización para dicha comparecencia. Dicha solicitud se le notificó el 25 de junio a través del notario Iñigo de Sarabia quien leyó la petición y recibió la autorización solicitada en presencia de Fray Antonio Crespo, quien actuó como testigo del hecho.

Testigos de la primera aparición, ocurrida el 02 de junio de 1649, fueron Fray Jerónimo de Silva Manrique, Cura y Vicario de Eten (46 años); Don Domingo Martínez, español natural, residente en la Ciudad de Zaña (27 años); Andrés Neciosup, Sacristán Mayor de la Iglesia (36 años); Don Pablo Quinocial, alcalde ordinario de Eten (68 años); Don Fabián Chancafe, alcalde ordinario de Eten (36 años) y los pobladores presentes en el acto litúrgico. Todos ellos fueron entrevistados por Don Fernando de la Carrera. El interrogatorio, del que participaron por separado, constó de 7 preguntas: “¿si vieron con los ojos corporales, el 02 de junio de 1649, dichas las Vísperas del Corpus en la Hostia Consagrada que estaba, un niño como cosa distinta de la Hostia o como pintado?; ¿el dicho Niño que pareció en la dicha hostia era de medio cuerpo o de cuerpo entero, desnudo o vestido, si cubría toda la hostia o no?; ¿ si el dicho niño tenía cabellos, cara y carnes de cuerpo humano haciendo distinción de lo blanco del círculo de la hostia?; ¿si por los ocho días de la octava que se celebró con gran concurso de gente pareció en la misma hostia el dicho niño estando en el mismo lugar puesta la hostia como el primer día?; ¿si vieron todos los que estuvieron en la dicha Iglesia al dicho niño y qué efectos causó en sus ánimos y corazones?; ¿si todos a una dijeron milagro y fueron a repicar las campanas de su motu propio?; ¿si todo lo dicho es público y notorio, publica voz y fama así en este pueblo como en los circunvecinos y en la ciudad de Saña?” (Folio 30, CMEE) Cada testigo juró decir la verdad e hizo la señal de la Cruz.

De las declaraciones se concluye que el 02 de junio de 1649, víspera del Corpus Christi, mientras celebraba el acto litúrgico Fray Jerónimo de Silva Manrique, y estando de rodillas frente al viril que contenía el Santísimo Sacramento (Hostia Consagrada), vio un niño dentro de la hostia a manera de una lámina pintada. Se le podía ver de medio cuerpo hacia arriba con una vestimenta morada. Hubo dificultades para una exacta visión por ser horas de la noche y debido a la oscuridad que había en el altar. Dio certeza de haber visto un niño, su cuerpo y su cabello rubio ondulado hasta la altura de los hombros; este hecho no había ocurrido en los días anteriores de la octava. De inmediato mando a llamar con gran prisa al ciudadano español Domingo Martínez y al alcalde ordinario de Eten Don Pablo Quinoncial, para que subieran al altar y vieran al Niño en la Hostia Consagrada, siendo también ellos testigos del milagro. Refirió que todos quienes asistieron a la Iglesia vieron al niño y “movidos de devoción daban gritos y voces enterneciéndose y particularmente este declarante se conmovió con un gozo espiritual llenándose de ternura y lágrimas”, se postraron “y adoraron al Señor, muy tiernos y fervorosos”; a continuación, el sacristán gritó “¡Milagro, milagro! con lo cual todo el pueblo repitió lo mismo y tocaron chirimías, clarín y trompetas y repicaron las campanas y que de ahí a adelante acudían a los demás días de la octava con más fervor y devoción”.

A 90 km al norte de Chiclayo, en el distrito de Motupe, se ubica el Santuario de la Cruz de Chalpón: considerado uno de los principales lugares de peregrinación de todo el norte peruano, donde miles de católicos de todo el planeta se reúnen para rendir culto a la sagrada cruz. El santuario fue construido en 1943 en torno a una hermosa gruta fijada en las faldas de un cerro. Esta edificación se ha convertido en un hermoso escenario por su imponente arquitectura.

El centro religioso se alza a 500 metros, sobre cactus y arbustos coloridos típicos de la región, y se ha convertido en un excelente mirador para contemplar el valle, la ciudad de Motupe y todo el ecosistema forestal.

Tras una prolongada cuarentena producto de la crisis de salud que afronta el mundo entero, poco a poco los visitantes han ido reanudando las visitas al cerro Chalpón donde descansa la cruz, claro está, con mascarilla presente y todos los protocolos de salud dictados por el Gobierno.

La historia de La Cruz de Chalpón
Cuenta la leyenda que en 1860, un religioso de la orden franciscana llamado Juan Agustín Abad, que llevaba una vida de penitencia, se había asentado en los parajes del cerro Chalpón. Este fraile visitaba continuamente los poblados de Motupe y Olmos para celebrar misas, efectuar bautizos y predicar el evangelio. Los fieles le facilitaban posada y alimentos durante sus visitas. Por las conversaciones que los pobladores sostuvieron con él, se enteraron de que había fabricado con sus propias manos tres cruces, las cuales se ubicaban en tres cerros de la zona: Chalpón, Penachi y el Rajado.

Inesperadamente, el religioso dejó la localidad y se dirigió a la sierra, donde se contagió de la peste de uta -enfermedad de úlceras faciales- que asolaba aquella zona. Más tarde, los pobladores de Motupe supieron que el franciscano se había marchado a Lima, donde finalmente falleció en 1866.

Desde aquella fecha, los motupeños se empeñaron en buscar las cruces, hasta que hallaron una de ellas: la del cerro Chalpón, ubicado a 10 km de Motupe. El 5 de agosto de 1868, un poblador de nombre José Anteparra encontró esta sagrada reliquia incrustada sobre una gruta.

Difundido el hallazgo, se organizó una peregrinación que con el tiempo llegó a ser multitudinaria. Con los fondos recaudados, se recubrió el rústico madero con anillos de oro y plata, y fue colocado sobre una base de metal. Según la tradición, el padre Abad habría dejado indicado que la cruz debía permanecer en la cueva, y ser descendida y transportada para su culto en Motupe solo por algunos días del año. En los primeros tiempos de este ritual, la cruz se bajaba mediante cuerdas y luego retornaba a su lugar de la misma manera tras el fin de las festividades.

El 5 de agosto es el día central de esta celebración, de manera tal que los peregrinos llegados desde Lambayeque y de todo el mundo, se instalan en la plaza de Motupe para contemplar la procesión del sagrado madero y agradecer por los favores recibidos. Al día siguiente, la cruz regresa al templo y durante la noche, el cielo es iluminado con fuegos artificiales y cohetes, mientras las bandas de música alegran el fervoroso ambiente.

El Santuario de las Nazarenas es un complejo religioso dedicado al culto del Señor de los Milagros, regentado por las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas.
El Monasterio está ubicado en el perímetro formado por la Avenida Tacna, el jirón Huancavelica y el jirón Chancay, en el Centro Histórico de Lima.

El Templo o Santuario de Las Nazarenas, en cuyo Altar Mayor se encuentra la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros, tiene sus orígenes en esta antigua representación del Cristo en la Cruz, pintada en un humilde muro de un galpón por un esclavo angoleño en la Lima del Siglo XVII.

Un fuerte terremoto que asoló Lima el 14 de noviembre de 1655, con grandes pérdidas humanas y materiales, dio origen a esta devoción, al observarse que milagrosamente el muro donde estaba pintada la imagen del Cristo Moreno quedó incólume.

Sebastián de Antuñano y Rivas, puso el empeño y dedicación para la construcción del Santuario del Señor de los Milagros. En 1684m compró los terrenos aledaños a la zona para edificar la primera iglesa del Cristo Moreno, que sufriría daños por el tiempo y terremotos que sucedieron posteriormente.

Por disposición del Virrey Manuel Amat y Juniet, se construyó un nuevo templo que fue inaugurado el 21 de enero de 1771. Este nuevo proyecto contó con un çobolo anual y estudios técnicos encabezados por el propio Virrey.

Debido a los movimientos sísmicos que sacuden Lima de tiempo en tiempo, este templo ha sufrido numerosas remodelaciones. De la pequeña capilla inicial, se tiene en la actualidad un templo de notable y hermosa arquitectura manteniendo el original estilo rococó.

Cada año el Santuario recibe a innumerables devotos del Cristo Moreno, que animados de fe desean admirar la imagen original que el esclavo negro pintara hace más de 359 años y que permanece incólume hasta nuestros días, como muestra milagrosa de un regalo divino a la ciudad de Lima.

Monasterio de las Nazarenas:
Está ubicado junto al templo y es el refugio de las Madres Carmelitas Descalzas Nazarenas. En octubre de 1700, Sebastián de Antuñano, promotor de la primera iglesia, donó tanto la Iglesia como los terrenos adyacentes a las beatas del antiguo Beaterio Nazareno, quienes vestían el hábito morado y que dieron origen al color tradicional utilizado por los devotos del Señor de los Milagros.

Al morir la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora del Beaterio, designa como superiora a Sor Josefa de la Providencia quien, tras 18 años de lucha, consiguió que en 1720 el rey de España, Felipe V, y el Papa Benedicto XIII, en 1727, otorgaran la licencia y aprobación para la fundación del Monasterio de las Nazarenas y su transformación en el monasterio de clausura agregado a la Orden de las Carmelitas Descalzas, quedando oficialmente inaugurado el Monasterio el 11 de marzo de 1730.

Debido al fuerte sismo del 17 de octubre de 1966 el antiguo monasterio quedó en estado ruinoso por lo que dos años más tarde se edificó uno prácticamente nuevo, en el que las «Fieles Guardianas y Cuidadoras» del Señor de los Milagros viven dedicadas tanto a la contemplación y a la oración como al servicio del prójimo.

En el año 1728 se levantó el santuario, en terrenos del Hospital del Espíritu Santo, siendo la primera Iglesia dedicada a Santa Rosa aún antes de su canonización. Parte de la iglesia fue demolida perdiendo cerca de un tercio de su estructura, incluyendo su portada barroca, como parte final de los trabajos para la creación de la Avenida Tacna en el siglo XX, siendo su plazoleta absorbida por la misma. Luego se iniciaría la construcción de una nueva iglesia, incorporando la estructura que había sobrevivido a la demolición (el presbiterio, falso crucero y parte de la nave) como transepto del nuevo templo y replicándose, aunque con ciertas diferencias, la portada original. La iglesia aún conserva intacto su retablo mayor, actualmente a un lado de la misma.

Ahora totalmente remodelada esta hermosa casona presenta testimonios y recuerdos vivos de la primera santa de América, se encuentra aquí la habitación donde pasó los años de su juventud, esta presenta un altar y dos pinturas del siglo XVII, una de ellas presenta el rostro de santa Rosa que fue pintada pos-mortem por el artista italiano Angelino Medoro, con quien eran buenos amigos; en la parte central se encuentra la primera imagen de santa Rosa hecha aproximadamente en 1670, tallada en madera de cerezo, cuenta la historia que cuando los piratas ingleses amenazaron con invadir Lima, esta fue la imagen que defendió a la ciudad encabezando una procesión. También encontramos una habitación que estaba destinada a la enfermería donde la Santa curaba a los enfermos, en el centro de la sala se encuentra un niño Dios conocido como El Doctorcito, a quién recurría en consulta para cuando tenía que atender casos graves. Entre relicarios, Biblia y vestidos de sacerdotes de la colonia se encuentra la imagen de Santa Rosa, pintada en madera que Miguel Grau llevó en el Huáscar. Muere el 24 de agosto de 1617 a los 31 años de edad.

La unión Flores-Oliva, formó una familia de trece hijos. La historia cuenta que su madre le puso el nombre de Rosa por haber visto cierto día el rostro de la niña encendido como el de una Rosa. Pasado algunos años, cuando Rosa tuvo conocimiento de que le habían cambiado de nombre de pila se sintió mortificada y atormentada porque la llamaban con nombre que no era el de su bautizo; afligida y sin sosiego fue a su confidente la Virgen del Rosario en el convento de Santo Domingo y hecha un mar de lágrimas le contó su pena; la Virgen le manifestó entonces que el nombre de Rosa era muy agradable a su hijo que tenía en brazos y que, de allí en adelante, había de llamarse Rosa de Santa María. Regreso a su casa, después de haber confesado lo sucedido le pidió a su madre que la llamara por este nombre. Poco se sabe de ella entre los 12 y 16 años cuando vivió en el pueblo de Quives (provincia de Canta en el Departamento de Lima); en este lugar, en 1597, es confirmada por el arzobispo santo Toribio de Mogrovejo, quien motivado por una inspiración divina, en vez de llamarla por su nombre de pila la llamó Rosa como en una ocasión lo había hecho su madre.

La santa estuvo en Quives durante cuatro años, hasta que volvió a Lima con toda su familia; e iniciando sus curaciones milagrosas y el contacto permanente con los pobres y enfermos. El 10 de agosto de 1606 recibe el hábito de la Orden de Predicadores como terciaria dominicana, en el Convento de Santo Domingo que lo llevaría hasta su muerte que ocurre el 24 de agosto de 1617 a los 31 años cuando las agujas del reloj marcaban la una de la madrugada.

Se dice que en 1669 cuando el expediente de su beatificación fue presentado al papa Clemente IX, éste se levantó de su despacho y exclamó «¡Santa, y de las Indias… Ahora solo faltan que lluevan Rosas!», y rosas frescas y grandes llovieron sobre su escritorio. El 12 de abril de 1671, bajo la cúpula de San Pedro, Clemente X proclamó la santidad de Rosa y señaló al 30 de agosto como día de su celebración como patrona de toda América, Filipinas e Indias Occidentales.

El 28 de octubre de 1687, los restos mortales de santa Rosa fueron colocados en el altar de la Basílica y convento de Santo Domingo, donde actualmente se venera, por manos del virrey Melchor de Navarra y Rocafull, y del arzobispo Melchor de Liñán y Cisneros. Como Gaspar Flores trabajara en la Guardia de Honor del Virrey, tuvo necesidad de alquilar una pequeña casa que se encuentra ubicada cerca de la casa de Pizarro, en este lugar la santa trabajaba 12 horas diarias para atender las necesidades de la familia que eran muy humildes. A partir del día de su muerte, el local comenzó a ser objeto de reuniones de la población con la finalidad de hacer oración y encomendarse a ella, motivo por el cual muchos de los devotos se comprometieron a cancelar el arriendo del inmueble. El 7 de febrero de 1669, Andrés de Villela, caballero de la Orden de Santiago y del Consejo de su Majestad, compró la casa, donándola luego a los religiosos del Convento con la finalidad que la convirtieran en Capilla y Santuario. Los fieles por respeto a la casa y huerto en que habitó santa Rosa, no se atrevieron a demolerla, tratando siempre de conservarla, aunque construyeron una Capilla en las habitaciones, respetando siempre el Jardín donde había crecido por primera vez en Lima los rosales conservaron también la Ermita, los adornos de las capilla fueron hechos con tapices damascos, brocados, llenaron las paredes con exvotos Ofrendas dedicadas a la divinidad en agradecimiento de un beneficio recibido, todos ellos fueron de oro y plata, lamentablemente en la actualidad no podemos admirarlos por motivo que fueron entregados mediante ley de recojo de plata cuando sucedieron las últimas guerras. Vicente Guerrero Carbonell OP. Conocía de cerca la historia y algunas acciones de la Santa… Que aún los libros no han señalado y que se encuentran en algunos testimonios antiguos del confesor y amigos, en la causa de canonización.

La Basílica Menor y Convento Máximo de Nuestra Señora del Rosario conocido popularmente como Santo Domingo, de la ciudad de Lima, capital del Perú, es un conjunto arquitectónico de edificios religiosos bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y se encuentra en el cruce de la primera cuadra del jirón Camaná (calle Pescante) con la segunda cuadra del jirón Conde de Superunda (calle Veracruz), en el centro histórico de Lima. La Basílica y Convento de Santo Domingo es célebre porque en su histórica sala capitular comenzó a funcionar en el siglo XVI la Universidad de San Marcos, oficialmente la primera universidad peruana y la más antigua de América. Además, también por albergar los restos de los dos santos peruanos más conocidos: Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres.

Capilla de San Martín de Porres
Lugar donde San Martín de Porres tuvo su celda quedando destruida por el sísmo de 1746. Debido a los fieles y donativos de la Iglesia, se construye una capilla en el lugar donde tuvo también su enfermería. Tiene un altar donde se venera su imagen, teniendo a sus costados a Santo Domingo y a San Francisco de Asís, y en la parte superior la Virgen del Rosario. En la sepultura descansan sus restos y una urna donde se conservan los maderos de su cama. En las paredes se pueden observar cuadros que representan los milagros de Martín. En la parte posterior de la Capilla se ubica su dormitorio. También destaca el Oratorio del santo, pequeño ambiente debajo de la escalera donde Martín frecuentemente oraba y era tentado por el demonio. Hoy se observa la gran cantidad de recuerdos que le traen sus fieles devotos. En lo alto se observa una cruz de madera con la cual se recuerda que en este mismo lugar San Martín alejó las tentaciones del maligno.

Tumba de Santa Rosa de Lima
Ubicada en el lugar que fue un antiguo cementerio en donde fueron sepultados los primeros religiosos de la orden. Un osario de varios metros de profundidad donde se colocaban los huesos de la época. La sepultura de mármol donde fueron sepultados los restos de Santa Rosa de Lima, se encuentran al centro del ambiente que está decorado con mosaicos. En una placa recordatoria se lee textualmente: «Hago donación de mi cuerpo a mis hermanos Dominicos». Dicha frase explica el agradecimiento de haber pertenecido a la orden Terciaria Dominica.

La Virgen de Cocharcas o Nuestra Señora de Cocharcas es una advocación mariana peruana propia de la localidad de Cocharcas, ubicada en la provincia de Chincheros en el departamento de Apurímac. Su efigie es de las más veneradas en el país y su culto formado a fines del siglo XVI llevó a la construcción del Santuario de Cocharcas, uno de los primeros santuarios marianos de América del Sur e importante lugar de peregrinación. Su réplica en la localidad huancaína de Sapallanga, originó su culto local con el nombre de Virgen de Sapallanga.

Historia
La tradición cuenta que Sebastián Quimicchi, natural de San Pedro de Cocharcas, fue favorecido por un milagro que le concedió la Virgen de Copacabana, a orillas del lago Titicaca. Como agradecimiento, en 1598 mandó tallar una efigie que fuese su réplica y venerarla en su pueblo, esta imagen fue realizada por Tito Yupanqui descendiente directo de los Incas. El camino hacia el pueblo se volvió una verdadera penitencia, a la vez de emociones en los pueblos que visitaba la imagen en su trayecto, por fin llegó al pueblo y se colocó en la iglesia parroquial más cercana mientras se construía una Capilla,

En poco tiempo comenzó la Virgen a derramar abundantes milagros y ello hizo fama a su culto que creció de manera considerable, organizándose gran romería hasta su Santuario. La celebración de su fiesta está a cargo de la antigua Cofradía y los populares quimichos (nombre derivado del apellido Quimichi), son los encargados de llevar en procesión a la Virgen, por las principales calles.

Existen igualmente muchas otras réplicas de la imagen, producto de la gran devoción que fue impulsada por aquella época por sus devotos fuera del departamento de Apurímac, entre ellas las de mayor importancia se encuentran las de Lima, Sapallanga y Orcotuna (Huancayo).

La Cofradía realiza diversas peregrinaciones con réplicas llamadas «Reina Grande» y «Reina Chica» hacia las ciudades de Cuzco, Huamanga (Ayacucho) y otras localidades vecinas recaudando las limosnas que erogan los devotos. Como parte de su gran celebración regional, también se realizan corridas de toros y bailes tradicionales. Estas festividades tienen lugar después de las cosechas, asociada con las lluvias y la fertilidad de la tierra.

La Virgen es representada con un ramillete de rosas y amancay (Lirio de la Sierra de Sudamericana) en la mano derecha, mientras que en la izquierda porta al Niño Jesús con el mundo en sus manos mientras bendice al espectador. Hoy es advocación propia del Perú, desvinculada de la primitiva iconografía de «Candelaria».

Festividad
Su Fiesta se celebra el 8 de septiembre. Este día en la Diócesis de Abancay es «Solemnidad», y toda la región de Apurimac acude a visitar a su «Mamacha». Las celebraciones constituyen el alma del Departamento de Apurimác, de manera especial para la provincia de Chincheros, siendo declarado por el Gobierno Regional este día «feriado» acudiendo grande cantidad de peregrinos a visitar y orar a la «Reina de los Andes Peruanos».

Desde el año 2008 se viene restaurando el Santuario de la Virgen de Cocharcas; estos trabajos estaban a cargo del Instituto Nacional de Cultura – Dirección Regional Cusco hasta el 30 de septiembre de 2010, en la actualidad estos trabajos fueron asumidos por el Ministerio de Cultura – Dirección regional Cusco.

El Santuario del Señor de Luren es un templo católico ubicado en la ciudad de Ica, región de Ica, Perú, que alberga la figura del Señor de Luren.

En el 2007 fue severamente dañado tras sufrir un terremoto que destruyó parcialmente la iglesia. En el 2019 culminó su reconstrucción. Fue nombrado como patrimonio cultural y es considerado uno de los templos más emblemáticos de la religiosidad iqueña.

La estructura es de estilo neo románico con planta de cruz latina y tiene tres portales con arcos de ladrillo. Se encuentra ubicado en el centro del ambiente urbano monumental Luren entre la cuadra 10 de Ayacucho y la 7 de Piura en la ciudad de Ica.

Historia
Construcción y Frecuentes Reconstrucciones
La historia de la imagen del Señor de Luren iba en lomo de burro y se extravió en un lugar cercano al Valle de Ica llamado *Rodamonte*. Unos pobladores vieron la carga y dieron parte a las autoridades, quienes decidieron abrir la caja ya que el borrico se negaba a seguir andando. Grande fue la sorpresa de todos e inmensa la devoción al darse cuenta del contenido: la imagen del actual Señor de Luren, que desde entonces permaneció en ese lugar donde luego se construyó una Iglesia en su honor.

Inicialmente destinado a ser una ermita, fue construido el 13 de mayo de 1556 en la ciudad de Ica, con el fin de cuidar la figura del Señor de Luren, el templo que albergó al Cristo por primera vez era sencillo, de adobe y madera.

Cuatro siglos, en 1918, un 23 de junio, un severo incendio, lo destruyó, dañando seriamente a la imagen del Cristo Moreno y provocando la destrucción parcial o total del templo.

El 24 de junio de 1918 se organiza el comité pro-templo de Luren llamado «Los 16 Amigos», quienes se encargaron de la reparación del Cristo y la construcción del nuevo templo.

Terremoto del 2007
El 15 de agosto de 2007, un devastador sismo de 7.9 grados en la escala de Richter, destruyó el Santuario del Señor de Luren quedando parcialmente dañado, sobre todo el campanario, pero no se registraron perdidas humanas en su interior. Hasta el año 2019 la imagen se encontraba en un ambiente del convento de los Padres Carmelitas Descalzos, ubicado entre las calles Piura y Cutervo en la ciudad de Ica.

El estudio del CISMID señala que tras el terremoto estas partes fueron severamente dañadas.

  • Zona del púlpito, arcos secundarios y zonas de la sacristía sufrieron daños severos
  • Campanario sufrió daños severos

Debate sobre Reconstrucción o Demolición
El templo en 2008 estaba en proceso de demolición debido a los daños. No obstante, hubo cierta controversia en la ciudad, pues otros especialistas opinaban que no debería demolerse el templo, sino sólo reconstruirse, no obstante, la opinión oficial es que se espera la autorización del INC para iniciar los trabajos de demolición y edificación del nuevo templo de Luren.

En el 2011 el Monseñor Héctor Vera presentó un expediente a la Municipalidad de Ica5 para obtener la licencia de construcción donde comienza la destrucción del templo del Señor de Luren.

El Director Nacional del Programa Construyendo Perú , David Palacios, rechazó las afirmaciones del señor Humberto Palacios, restaurador de monumentos, quien señaló que algunas instituciones contribuyeron en la demolición parcial del santuario del Señor de Luren , en Ica .

El titular de Construyendo Perú señaló que “el proyecto consistió en limpieza de terreno , demolición de veredas , desmontaje y retiro de piso de adoquines, desmontaje y retiro de piso de lajas de piedra, desmontaje de piso y zócalo de mármol, acarreo de adoquines y lajas, demolición de bancas de concreto y eliminación de material con volquete incluyendo carguío”. De esta manera, se descartó la manipulación o demolición de alguna columna del citado santuario,

Etapa de Reconstrucción (2016 – 2019)
Tras nueve años de indecisiones y la voluntad de la actual gestión municipal de edificar un nuevo templo del Señor de Luren, pero con la oposición del Ministerio de Cultura en la pasada gestión gubernamental.

En el 2016 se confirmó que el templo sería levantado nuevamente tras un convenio que firmarán el gobierno regional , el municipio provincial , el obispado local y el Ministerio de Cultura y así ese mismo año se da inicio a la reconstrucción del templo

En el 2017 comienzan las obras de la reconstrucción y se estima que estaría finalmente reconstruido por el 2019 o a finales del 2018.

En el 2019, se finalizó la reconstrucción del templo, dejándolo exactamente igual que como antes de que se destruyera, en la parte arquitectónica, siendo ampliado con dos naves laterales a la principal para dar mayor capacidad a los feligreses. Las obras culminaron el día 31 de marzo de 2019, siendo inaugurado el 14 de junio de 2019, con el traslado de la sagrada imagen del Señor de Luren acompañado por el pueblo iqueño que se congregó en las inmediaciones del templo restaurado con gran júbilo para celebrar la ceremonia presidida por autoridades civiles y eclesiásticas.

El Señor de Muruhuay es una imagen de Cristo crucificado. Está pintada sobre una roca, que se alza en el centro poblado de Muruhuay, distrito de Acobamba, Tarma, en el Departamento de Junín, en los andes centrales del Perú.

Historia
La palabra Muruhuay significa casa de dos o varios colores. Viene de dos vocablos quechuas «muru» quiere decir «varios colores» y «huay» o «huasi» quiere decir casa.

Hay un informe del gobernador de Acobamba el Señor S. Torres Vicuña el año 1891, respecto al origen del Señor de Muruhuay:

«En la parte más alta de la ladera que ocupa este caserío, se halla la tradicional capilla del Señor de Muruhuay, que, según la tradición local, apareció en la roca al pie de la cual existe la capilla.

La verdadera historia es, que por los años de 1830 ó 1832, siendo cura coadjutor de esta Doctrina el Presbítero D. Guillermo Cámara, se le acercaron algunos vecinos de ese lugar solicitando celebrase unas misas en aquella peña. Informado del motivo de la pretensión quiso convencerse de la verdad personalmente, para lo cual se constituyó en el lugar milagroso acompañado de los vecinos del pueblo, y vio efectivamente en la peña una cruz bastante bien formada. Examinado el origen y raspada la mancha, se encontró que era una figura ocasionada por la filtración de las aguas que, cargadas de óxido de fierro, habían colorado la peña. Sacada la lámina de pizarra en que estaba la cruz, se vio con sorpresa y admiración de los circunstantes, que la mancha aparecía más clara y perfecta.

A pesar de que el Sr. Cura explicó la causa material a que debía su origen esa figura de cruz, el pueblo pidió la erección de una capilla, poniendo en el acto manos á la obra. Más tarde hicieron pintar sobre la cruz la imagen del Crucificado; y así se estableció la romería que tiene lugar anualmente el 3 de Mayo.»

En Azucenas quechuas (Tarma, 1905), Adolfo Vienrich describe la aparición de la cruz y la imagen del Cristo: «Es una piedra rojiza manchada con una cruz, parece de aceite, pero natural, sobre la cruz se ha pintado la imagen». Esta imagen asoma de un flanco del abra de la quebrada Tranca, en las afueras del pueblo de Acobamba.

La Cruz fue la aparición original, sobre la cual la mano del hombre pintó a Cristo crucificado.

Las primeras manifestaciones del culto al Señor de Muruhuay las realizaron los pobladores de Acobamba, durante el siglo XIX se festeja el 18 de abril.

Festividades
Como día central de una fiesta se escogió el 3 de mayo, fecha en que celebraría año a año el milagro de la aparición de la cruz sobre la roca. En 1928, en el mismo Muruhuay y cerca de la roca, se erigió un primer santuario que sería sede de la fiesta del Señor de Muruhuay. La Misión Comboniana o los padres alemanes como les llamaban se encargaron de construir el templo actual con la modernidad de la época.

En la actualidad la fiesta dura todo el mes de mayo y, en algunos casos, se prolonga hasta el mes de junio o meses siguientes. Su culto es conocido en todo el Perú e incluso ha traspasado fronteras.

En el 2017 su festividad fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación.

La Virgen de Chapi es una advocación mariana del Perú. Su santuario está ubicado a unos 90 kilómetros de Arequipa en el desértico lugar denominado Chapi que se encuentra en el límite fronterizo entre los departamentos de Arequipa y Moquegua en el distrito de Polobaya.

Sus festividades se celebran el 2 de febrero; Día de la Purificación o Candelaria. Sin embargo, sus fieles, escogieron el 1 de mayo como día central,1​ fecha en que se da inicio al mes dedicado a la Virgen María, al igual que el 8 de septiembre, fiesta de su Natividad. En 2012 es declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

Orígenes
La expansión de la fe en Perú y América en general como alma de la empresa descubridora del continente. En todas las iglesias se veneraba a Nuestra Señora bajo alguna advocación particular, por ejemplo Nuestra Señora de Copacabana en la iglesia de los padres agustinos; Nuestra Señora de Loreto y Nuestra Señora de la Chiquita, en la de los padres jesuitas; Nuestra Señora de las Mercedes (llamada también La Portera) y Nuestra Señora del Consuelo, en la de los padres mercedarios; etc. En lo que se refiere a la advocación de La Candelaria se tenía especial devoción en Cayma y luego en Characato.

Extensión de su culto en Arequipa
La Virgen de la Candelaria fue difundida principalmente por los agustinos en todo el sur del Perú y Bolivia (más conocida aquí como Virgen de Chapi). Rápidamente se difundió su advocación en Puno, Apurimac, Arequipa, Moquegua y Tacna. Difusión que estuvo favorecida también por el gran intercambio que se daba entre estas regiones.

Llegada de la imagen de la Virgen a Chapi
Los orígenes del Santuario de Chapi se remontan aproximadamente al siglo XVIII. No hay certeza de quiénes trajeron la imagen de la Virgen Chapi desde España. Probablemente fueron los misioneros franciscanos a principios del siglo XVIII ya que éstos tenían a su cargo el curato de Pocsi del cual Chapi era una de sus capillas. También puede que la hayan traído los misioneros jesuitas quienes estaban establecidos en Moquegua desde el año 1709. La primera vez que aparece el nombre de Chapi en un documento histórico es en 1655. No se hace referencia a imagen o capilla de la Virgen sino solo a un «vallecillo» de poca extensión: «…se vendiesen a Españoles y otras personas y en particular un vallecillo de los de otro repartimiento de Pocsi tienen llamado Chapi. Aproximadamente 116 mil peregrinos llegan a los pies de la Santísima.

El canónigo Presbítero Leónidas Bernedo Málaga (que fue párroco de Quequeña y además historiador), cita documentos históricos que no se han podido encontrar aún. Pero de ellos hace mención de que en agosto de 1795 hizo un viaje por el valle de Chapi el agrimensor público del rey y teniente de cosmógrafo mayor del reino, Francisco Gómez. En este viaje Gómez se dio cuenta de la imagen de la Virgen de la Candelaria que allí se venera y que fue traída desde Paranay en 1743. Otro documento que atestigua la existencia del valle de Chapi es una relación legalizada dela visita que hiciera el gobernador Intendente y Vice-Patrón real; don Antonio Álvarez Jiménez el 22 de septiembre de 1791. En esta visita no habla de la imagen de la virgen de la Candelaria pero sí del lugar donde se encuentra el Ayllu de Chapi que es el lugar que actualmente se llama «Capilla Vieja» situado a unos 6 kilómetros quebrada abajo. Este lugar era un ayllu de buen clima, y un lugar adecuado para la permanencia de los párrocos encargados de la zona. Este ayllu pertenece a Moquegua (ya que el límite de las regiones está entre la Capilla Vieja y el actual Santuario).

El nombre de la Virgen
Cuando sucedió lo anteriormente narrado viejas quichuístas que iban en la comitiva oyeron una voz que dijo » ¡¡Chaypi, Chaypi!!», otros: «¡¡Chajchay llallápi!!» y otros: «¡¡Chaj llallápi!!», expresión que según los entendidos provienen del quechua y del aymara y que todas expresan más o menos lo mismo «¡¡Aquicito nomás!!», «¡¡aquí, aquí!!», «¡¡aquí nomás!!», «!!hasta aquí!!». Fueron entonces estas mismas personas según los mayores los que dijeron: «La Virgen no solo quiere quedarse aquí sino que se ha dado el nombre». A partir de ese momento probablemente, se comenzó a conocer a esta imagen con el nombre de Virgen de Chapi (o sea la Virgen de Aquí). Ya que hasta entonces —según el P. Málaga— se la conocía como Nuestra Señora de la Purificación del Valle de Chapi. Lo cual encierra algo de verdad ya que aunque su nombre actual coincide con el valle (llamado así por la abundancia de «chapis», es decir cactus) a sus iguales de Cayma y Characato siempre se las conoció como la Candelaria de Cayma y la Candelaria de Characato (o más antiguamente la Purificación de Cayma y la Purificación de Characato). Pero a esta imagen se la conoce como la Virgen de Chapi. Estos milagros fueron los que recorrieron los pueblos aledaños y aun la ciudad de Arequipa, causando el aumento del número de peregrinos. Sea como fuere y aun prestando oídos a los más escépticos si queremos ser fieles a la verdad histórica debemos afirmar que en este lugar del valle de Chapi (donde está el actual santuario).

De una «chujlla» al Templo Viejo
Después de que el cielo manifestara su voluntad de que la imagen de la Virgen quedara en Chapi, los indígenas de Sogay y de Chapi inmediatamente levantaron un chujlla es decir una pequeña ramada o «cabaña con techo de ramas» para cobijar la imagen en el lugar del milagro mientras le edificaban la capilla de barro y piedra. Lo cierto es que a la orilla derecha de la «Plaza Vieja» (si miramos de frente al Templo Viejo) se encontraba la capilla antes mencionada (la mayoría de la tradición oral dice esto) donde estoy se ubican las construcciones de los comerciantes que vienen en mayo. Esta pequeña capilla sufrió un incendio, pero los pobladores la volvieron a reconstruir y en el año 1868 se cae con el terremoto que asoló el sur peruano. De manera asombrosa la imagen salió indemne.

Luego del terremoto el señor cura Don Pablo Retamozo Málaga comenzó la construcción de un nuevo templo «con la cooperación voluntaria y eficaz de los vecinos de Chapi y Quequeña».​ Si bien nadie nos sabe decir donde se construyó el templo del P. Málaga creemos que fue sobre el que cayó y no como dice el P. Cárdenas, que lo identifica con el «Templo Viejo» ya que esto no coincide con lo dicho por el P. Bernedo Málaga. Además desde que el P. Retamozo decide construir el templo Viejo en 1887 hasta 1893 en que se cavan los cimientos (lo cual da a suponer algo nuevo y no continuación de algo comenzado) y hasta 1898 en que se terminó el Templo Viejo; lo lógico es que los oficios religiosos se hayan continuado en la otra capilla elevada por el P. Bernedo Málaga en vez de hacerlo al aire libre o en un ligar provisional máxime porque febrero es mes de lluvias. también hay que tener en cuenta que el actual Templo Viejo de sillar y de «de aspecto digno y decoroso»​ y la del P. Málaga era de barro y piedra «de aspecto tan humilde y modesto como la que se cayó». Ahora bien de estos antiguos templos no quedan huellas, y de haberlas podrían estar bajo los cimientos de los antedichos mercadilleros.

La fiesta de la Virgen del Carmen de Paucartambo es una celebración religiosa y folklórica que tiene lugar en Paucartambo (Cuzco),​ entre el 15 al 18 de julio de cada año, en honor a la Virgen del Carmen —su patrona, llamada también Mamacha Carmen— ,​ celebrándose el 16 de julio su día central.

Estas celebraciones, que se remontan al siglo XVII cuando la corona española envió la imagen de la Virgen del Carmen a Paucartambo,​ se realiza con música, procesiones y danzas con máscaras y típicos vestidos locales. La fiesta reúne a paucartambinos que vienen de todas partes del orbe, en un rencuentro con su pasado, y a turistas locales y extranjeros.

La estatua de la Virgen del Carmen fue coronada por el papa Juan Pablo II durante su peregrinaje al Perú en 1985.5​6​ Este acontecimiento es celebrado hoy en día en el mundo andino, como un acontecimiento muy importante por la ceremonia realizada en Sacsayhuamán, en la ciudad del Cuzco.

Desarrollo
El culto a la Patrona de los Mestizos, es decir, la Virgen del Carmen o Mamacha Carmen, se expresa con coloridas representaciones en la procesión de la imagen por las calles del pueblo: música, coros que cantan en quechua y comparsas que representan pasajes de la historia del Perú.

La celebración se inicia con la entrada, la procesión de las ceras y en la noche el “qonoy”, la quema de fuegos artificiales y la serenata a la Virgen.

El día central, 16 de julio, la fiesta muestra todo su esplendor con la presentación de las comparsas en las calles (alrededor de veinte grupos de danzas)​ y plazas de Paucartambo. Por la tarde se saca en procesión la imagen de la Virgen acompañada de danzarines y bandas de músicos. Tradicionalmente la Virgen bendice a los asistentes y aleja a los saqras, demonios que realizan arriesgadas piruetas sobre los tejados intentando tentar al pecado a la Virgen y los asistentes.​

Al día siguiente nuevamente salen a las calles los danzantes y por la noche ocurre la famosa “guerrilla”, simulación de lucha entre ángeles, demonios y el pueblo, También se realiza una excursión al cerro Tres Cruces para observar el amanecer.

El Señor de los Temblores, llamado también Taytacha de los Temblores (en quechua: Taytacha Timplures, del latín tata, influenciado por el vasco aita vía el vocablo español taita (‘papá’) al quechua con el sufijo diminutivo cariñoso -cha, ‘papito’ o ‘querido señor’)​ es una efigie que simboliza a Jesús de Nazaret enclavado en tres puntos de una cruz.

La sacra imagen es venerada en la Catedral-Basílica del Cusco en el Perú, en donde acoge la profunda y testimonial reverencia de todas las clases sociales. Es célebre en el Perú y fuera del país, pues se cree que amainó los estragos de un gran terremoto que destrozó la urbe andina. Es el «Patrón Jurado del Cusco» y una de las imágenes del país con mayor predicamento de credo y providencia.

Descripción
La escultura, de facciones grotescas y anatomía asimétrica, se creía que fue modelada en pergamino de llama, con el busto hueco y muy poco valor estético. Al analizar su composición durante una restauración en 1985 los artistas se dieron cuenta de que el cuerpo no estaba hecho de pergamino o cuero de camélido, sino de fibra vegetal de lino. La cabeza es de maguey, mientras que los pies y las manos están hechos con madera balsa, materiales comunes en la región andina. Por lo tanto se considera que el Taytacha de los Temblores es autóctono y original.

El Cristo está cuidadosamente adornado. Los clavos de sus manos y de sus pies son de oro puro con incrustaciones de piedras preciosas, tenía una corona de oro puro con piedras que pesaba 1,3 kg, obsequio del Virrey Francisco de Borja y Aragón, que en la década de 1980 fue robada. La que ahora usa es áurea también, pero es más liviana. Con el paso del tiempo se le añadieron en el altar las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista.

Historia
Históricamente la obra data de alrededor de 1570, durante el gobierno de Felipe II, quien escuchó los informes del arquitecto de El Escorial, diciendo que los “indios del Perú seguían adorando al Sol y que en sus fiestas recordaban a las deidades de su gentilidad”. Al oír tal cosa, mandó esculpir en Sevilla la imagen de un Santo Cristo de gran talla y belleza, pero distinto a los que veneraban en España; este debía tener color cobrizo y facciones que les permitieran a los indios reconocerse en la propia imagen.

Concluida la obra, es enviada al Virreinato del Perú, asegurada en un arca y afianzada en la cubierta de una nave destinada a cruzar el mar y llegar al puerto del Callao, desde donde sería trasladada a la ciudad del Cusco. Sin embargo, en alta mar la embarcación sufrió amenazantes tormentas y los sacerdotes comisionados, en su desesperación, sacaron del baúl al Santo Cristo, lo aseguraron al trinquete mayor e imploraron piedad y clemencia para que detuviera la cólera del mar y así fue. Se sosegaron las aguas, cedió el viento y en gratitud por su mediación salvadora le llamaron Señor de las tormentas.

Una vez en el puerto del Callao, la imagen debía ser transportada al Cusco, encomendándose la tarea a un conocido arriero español. Después de un viaje lleno de incidentes, arribaron al lugar de la última jornada antes de llegar a Cusco, este lugar fue el pueblo de Mollepata (provincia de Anta). La comitiva se detuvo para descansar unos días, pero al querer reiniciar el viaje sucedió algo inaudito, el arcón que contenía la imagen se tronó tan pesado que no pudieron moverlo. La gente dijo que era porque la imagen deseaba permanecer en ese lugar y la comitiva se vio obligada a dejarlo, no sin antes imponer como condición a los moradores que debían levantarle un templo. Por supuesto que todo fue una farsa del arriero cuya verdadera intención era quedarse con la imagen, de fina escultura y armónica anatomía y de la que se afirma es muy parecida al Señor de Burgos en España, por lo que es conocida como Señor Manuel de exaltación de Mollepata. Así, para cumplir su compromiso, el arriero mandó hacer secretamente otra imagen, obra que fue encomendada a un imaginero indio de la zona y fue este otro Santo Cristo el que entregaron a la Catedral del Cuzco. Sin embargo, es admirada y querida por los pobladores de la ciudad de Cuzco por sus portentosos milagros y fue así desde el momento que ingresó a la Catedral y le llamaron Cristo de la Buena Muerte.

A finales del mes de marzo de 1650 un terremoto asoló la ciudad. A un tiempo la gente sacó en procesión al Cristo negro, que hasta entonces estaba olvidado en su altar, y el movimiento fue detenido coincidentemente. Fue colocado en la puerta de la Catedral mirando a la ciudad con la creencia de aplacar las constantes repercusiones del sismo. Por este evento fue bautizado como Señor de los Temblores.

En el año de 1720, la ciudad del Cusco fue asolada por una peste que solo se detuvo después de sacar en procesión al Santo Cristo y es así como, por decisión del pueblo fue proclamado Patrón Jurado del Cusco, desplazando al Patrón Santiago que había sido nominado como tal por los españoles en 1646.

Cuzco fue devastado con terremotos y sismos en varias oportunidades, se desplomaron templos y casonas, los fieles de inmediato tenían que correr a la catedral para sacar al Taytacha de los Temblores en procesión. En el terremoto de 1985 fue sacado para implorar misericordia y pedir perdón, porque creyeron que fue un castigo por el robo de la corona de oro. En 1989 gracias a la gestión de monseñor Mario Gálvez Tió, vicario capitular, y miembros de la Confraternidad, señores Jesús Lambarri, Concepción B. de Pola, Laura F. de Dueñas, Luzmila de Ochoa y Ricardo Castro Pinto, fue renovado y embellecido el altar del “Taytacha”, con hermosa platería y dorado en sus cornisas.

El 9 de mayo de 2001, después de una solemne misa, los esposos Hilda Kalinowski y Luis Navarrete Lechuga donaron dos hermosas coronas, una de oro y otra de plata, réplicas de la corona original que nunca fue recuperada. Recibió este obsequio el Monseñor Mayorga, y en representación de la Confraternidad, los señores Washington Peralta y Ricardo Castro Pinto.

Entre enero y marzo del año 2005, la Imagen del Señor de los Temblores fue restaurada por un equipo interdisciplinario del Instituto Nacional de Cultura (INC.), en los laboratorios de la Hacienda del Marqués de Valleumbroso. Los maestros restauradores hallaron dentro del cuerpo 61 cartas de diferentes años, siendo la más antiguo de 1762. Este conjunto de documentos corresponden a una vieja costumbre religiosa, la de escribirle cartas al santo pidiendo favores, rogando su mediación, contándoles sus penas, quejas, rogándole conceda gracias a las que el creyente devoto no se siente capaz de alcanzar por esfuerzo propio. Al menos desde la restauración de 1977, las autoridades eclesiásticas conocían de la existencia de estas cartas, pero, optaron por dejarlas en el lugar donde fueron halladas.

Las cartas fueron introducidas por la herida en el pecho. El gesto y el lugar de colocar las cartas dentro del Taytacha, nos estaría hablando de una relación afectiva y fuerte, dice así una carta:

«Ruegos al Señor de los Temblores, al Señor Don Manuel Jesús de la Palestina, Dios Trino y Uno, Justo Juez de Cielos y Tierra, como tú sabes bien yo sólo vivo en la esperanza tuya y la de la Madre María que también es mi Madre, a quien pediré si no es a ti. Las cosas que te pido son cinco en memoria de tus cinco preciosas llagas…
Cuzco, octubre 30 de 1908″

En octubre de 2012, el Congreso de la República le otorgó la medalla de honor en el grado de «Caballero», en una ceremonia realizada en la Catedral-Basílica de Cuzco, confirmando así el respeto y honor merecido por parte de las altas esferas del gobierno peruano.

Procesiones
La procesión fue instituida el 31 de marzo de 1650, en recuerdo al terremoto, y en 1741 fue cambiada al día de Lunes Santo, marcando el inicio de la Semana Santa.

Desde los balcones de las casas, que para esa época se adornan con dorados tapices, se arrojan los rojos pétalos de una planta que crece por esa época en los campos: el ñucchu. El recorrido de la procesión sigue tal como se estableció en ese entonces. Sale de la Catedral, visita a la Iglesia de Santa Teresa, donde cambia su sudario para luego dirigirse a la Iglesia de la Merced, donde le espera la Virgen de la Soledad. En todo su recorrido recibe multitudinario homenaje. Según la creencia, durante la procesión del Lunes Santo, el peso de las andas es el peso de los pecados del que lo carga; y su rostro expresa cómo va a ser el año siguiente. Al llegar a la Plaza de Armas de Cusco es recibido por una gran multitud, ya que usualmente se aglomeran miles de fieles cusqueños, por lo que incluso las calles de acceso a la Plaza Mayor quedan repletas de personas. Al llegar al frontis de la Basílica Catedral del Cusco, se da el momento de la Bendición del Taytacha de los temblores. La imagen gira hacia la derecha, al frente y luego a la izquierda, siendo que en cada punto los cargadores se inclinan para que la imagen haga una venia. Desde que inicia el proceso de bendición se oyen tres sonidos: el repicar de las campanas de la Catedral; las sirenas de los carros de bomberos de la Compañía N° 39 de la ciudad de Cusco, que se desplazan hasta la Plaza Mayor para la ocasión; y el sonido de los pututus, grandes conchas que emiten un sonido grave, profundo y alto. Manejados por músicos cusqueños, son típicos de la cultura andina. Ello es una muestra del sincretismo religioso de la celebración. Una vez finalizada la bendición, la sagrada imagen ingresa de espaldas a la Catedral y lentamente se cierran sus puertas, dando por terminada la celebración hasta el año siguiente.

La celebración es muy añorada por los cusqueños que se encuentran fuera de su tierra, por lo que cada año es transmitida por el canal de noticias local CTC, de modo que también puede ser vista por las personas que se quedan en casa. En años recientes comenzó a ser transmitida vía Facebook, donde las personas pueden dejar sus intenciones.

En siglos anteriores existía la creencia de que mirar a la imagen directamente mientras daba su bendición era un mal presagio, por lo que las mujeres incluso se cubrían la cabeza con sus mantos. Sin embargo, dicha tradición no se ha mantenido, aunque lo usual es que los fieles inclinen la cabeza para recibir la bendición mientras rezan una oración.

Quienes se encargan de la preparación de la imagen y su fiesta patronal son los miembros de la Hermandad del Señor de los Temblores, quienes también consiguen un sudario nuevo cada año. Además, sus miembros son los encargados de llevar a la imagen en andas durante la procesión.

La celebración se ha dado de forma ininterrumpida durante siglos, excepto por los años 2020 y 2021, en los que no se pudo realizar la procesión ni la bendición pública, debido a las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19 en Perú, sin embargo, en el año 2021 se organizó una bendición virtual, transmitida desde el interior de la Basílica Catedral del Cusco, dónde la imagen fue llevada al centro del templo y desde ahí realizó su bendición hacia el oeste, el norte y el este. Una pequeña comitiva de personas estuvo presente en la Catedral, previa prueba molecular negativa. En dicha ocasión, los encargados de cargar al Taytacha de los Temblores fueron jóvenes cadetes de la Policía Nacional del Perú, con pruebas moleculares negativas de Covid 19.

La festividad del Señor de los Temblores del Cusco fue declarado patrimonio cultural de la nación peruana el 28 de diciembre del 2007; esta declaratoria reconoce a esta festividad como un culto religioso que contribuyen a la identidad nacional peruana debido a la riqueza de los elementos que conforman esta tradición religiosa.

El último domingo de octubre se celebra su fiesta patronal. Inicialmente su fiesta litúrgica fue señalada el 14 de septiembre (Día de la Exaltación de la Cruz) y el año de 1924 fue cambiada al último domingo del mes de octubre (Día de Cristo Rey). Para estas fechas, se traslada a la venerada imagen al Altar Mayor, dejando dispuesto el Retablo del Taytacha para su limpieza y mantenimiento. El Cristo preside la Santa Eucaristía a él dedicada, y permanece en el Altar Mayor de la Catedral hasta concluir sus celebraciones patronales.

Historia y origen
El especial culto de los puneños a la Virgen de la Candelaria se originó en 1781 cuando la ciudad estuvo bajo el asedio de las tropas de Túpac Catari. Temerosos, los ciudadanos sacaron en procesión a la Virgen con velas encendidas y acompañados por grupos de sikuris (sopladores de zampoñas).

La masiva y ruidosa manifestación nocturna confundió a los invasores, quienes finalmente decidieron alejarse de la zona. Existen tres versiones sobre el motivo de la deserción: la primera señala que los ocupantes confundieron a la multitud congregada con un gran ejército; la segunda, que los guerreros se creyeron atacados por soldados a caballo y la tercera, que desistieron por respeto a la Virgen. En cualquier caso, los puneños atribuyeron su salvación a un milagro y nombraron a la Mamacha Candelaria como su patrona.

Durante los días previos a la festividad, los danzantes ensayan sus pasos en las calles de la ciudad acompañados por bandas de música. Cada día, un devoto cuida el templo y alista todo para que se dé inicio a las misas. El primero de febrero por la madrugada, el alferado (encargado de la organización que es elegido cada año) asciende acompañado por un grupo de personas a la cima del cerro Huajsapata. Desde allí, dirige el rito iniciando plegarias en honor a la Virgen. Ya de mañana, todos descienden con bailes y coreografías para dirigirse luego al santuario de la Virgen, lo que marca el inicio de las actividades.

En la tarde, la población se reúne en los exteriores de la Iglesia de San Juan Bautista a la espera del inicio de la tradicional procesión de la imagen de la Virgen, que recorre las principales calles de la ciudad en medio un ambiente lleno de fervor. Durante el trayecto, las familias entregan papelitos con oraciones o pedidos a su patrona.

El estadio Torres Belón de la ciudad es el lugar de uno de los momentos más importantes de la festividad. Y es que allí se realizan dos importantes concursos de danza que son televisados a nivel nacional. La festividad continúa con el tradicional pasacalle en el que compiten cerca de 200 conjuntos folclóricos, en fechas diferentes, integrados por miembros de las etnias quechua y aimara de zonas rurales y urbanas de toda la región.

La Candelaria, patrona de Puno
Conocida popularmente como la Mamacha Candelaria, la patrona de la ciudad de Puno es una imagen de rostro dulce que lleva en su brazo izquierdo al niño Jesús y en el derecho, una canasta. Su vestuario consta de 105 mantos confeccionados con telas muy finas, como la seda, y decorados con hilos dorados y piedras preciosas.

Existen dos leyendas populares acerca del origen de esta imagen: la primera asegura que la Virgen se apareció ante un nativo que cuidaba un terreno en las faldas del cerro Huajsapata, a orillas del Titicaca. La segunda señala que la Virgen emergió de las aguas del mismo lago.

Cada año, el interés turístico por la Festividad Virgen de la Candelaria aumenta, así como el número de visitantes. Además de la Parada de Veneración y las procesiones, puedes disfrutar de los concursos de danzas autóctonas y de trajes de luces como la Diablada, que se celebran durante los días de festividad.

Cada mes de octubre la población de la ciudad de Huánuco se viste con hábito morado para rendir homenaje al Señor de Burgos, su santo patrón y motivo central de una entrañable y bien organizada festividad que evidencia la profunda devoción religiosa hacia Cristo crucificado, cuya imagen es Patrimonio Cultural de la Nación desde 2017.

El Señor de Burgos tiene un significativo valor social, al ser considerado el patrón de la ciudad de Huánuco, cuya población es mayoritariamente católica y fuertemente identificada con esta advocación. En la Festividad en honor del Señor de Burgos se realizarán procesiones, novenas, elaboración de alfombras de flores, exposición y venta de artesanías y platos típicos, así como la presentación de danzas típicas, entre otras actividades.

Historia de una imagen venerada
La imagen del Señor de Burgos fue llevada a Huánuco a mediados del siglo XVI por encargo del padre agustino fray Antonio de Montearroyo, natural de Portugal. El encargado de trasladarlo fue el comerciante Martín de Goyzueta. La escultura fue elaborada en España por el artista Jerónimo Escorceto.

En un principio, la imagen estuvo en la ya desaparecida iglesia de San Agustín, en el solar ocupado por la entonces cárcel pública de Huánuco. Ante el inminente desplome del viejo templo, se trasladó la imagen a la antigua Catedral, en la plaza de Armas, en julio de 1930. Allí se le ubicó en un altar muy modesto al fondo de la nave izquierda de la casa de oración.

El 15 de agosto de 1965 se traslada la imagen a la iglesia Cristo Rey, mientras se terminaba de construir la nueva catedral de Huánuco que fue dedicada exclusivamente al culto del Señor de Burgos, declarado patrono por la Diócesis de Huánuco, donde descansa actualmente.

Origen de la emblemática festividad
La festividad en honor del Señor de Burgos se originó el 28 de octubre de 1746, cuando Huánuco fue afectada por un gran sismo que dejó desolada a la ciudad. La población, desesperada, imploró al Señor de Burgos para que los ayudara a salir adelante a cambio de que ellos, cada año, le organizaran un culto especial que terminó por convertirse en la mayor muestra de devoción religiosa que identifica a los huanuqueños.

En su honor el pueblo huanuqueño organiza procesiones, misas, novenas de oración, pasacalles con danzas, fuegos artificiales, ferias gastronómicas, presentación de alfombras de flores con motivos turísticos y religiosos, entre otras actividades que están arraigadas en la sociedad huanuqueña y enaltecen su identidad.

Patrimonio Cultural de la Nación
El 20 de diciembre de 2017, el Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la escultura del Señor de Burgos, propiedad de la Diócesis de Huánuco, en virtud a que “presenta valores históricos-artísticos y sociales relacionados a su importancia en la historia del arte peruano como un bien cultural que representa con virtuosismo las características estéticas y técnicas de la escultura virreinal peruana, siendo su imagen el fortalecimiento de las relacionales tradicionales de identidad del pueblo huanuqueño”

Basílicas Papales

Las cuatro basílicas papales de Roma son San Pedro en el Vaticano, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. Son las Basílicas o Iglesias «Mayores» con Puertas Santas, que el Papa abre durante el año jubilar.

La tradición cuenta que la tumba en la que fue enterrado el Apóstol Pedro, después de ser crucificado, estaba justo aquí, en el punto más alto de la colina vaticana, donde en el siglo IV el emperador Constantino decidió construir su basílica, la primera dedicada a la memoria del santo.

Durante la Alta Edad Media este lugar de culto se convirtió en el principal lugar de peregrinación de Occidente, hasta que en 1506 el Papa Julio II decidió demolerlo para dar paso a un templo más grande y rico.

Los más grandes maestros de la historia se alternaron en el diseño de esta imponente basílica: Donato Bramante, Rafael o Miguel Ángel hasta que en 1629 Bernini terminó la decoración interior de toda la iglesia dándole su aspecto actual.

La Puerta fue un regalo al Papa Pío XII de parte de Franz Von Streng, obispo de Lugano y Basilea, y de su comunidad, como agradecimiento al Señor por haber librado a Suiza de la guerra. El tema que el escultor siguió para la realización de los paneles que después conformarían la puerta fue dictado por las palabras del Papa: “Concede, oh, Señor, que este Año Santo sea el año del gran retorno y del gran perdón”.

El ciclo escultórico, de hecho, narra la historia de la humanidad en dieciséis paneles desde El Pecado y la Expulsión del Paraíso Terrenal, hasta las apariciones de Cristo resucitado a Tomás y a todos los Apóstoles reunidos, y la imagen de Cristo como puerta de salvación en el último panel.

La Archibasílica del Santísimo Salvador y de los santos Juan Bautista y Evangelista, comúnmente conocida como San Juan de Letrán, se alza cerca de la colina del Celio.

Originalmente, antes de la construcción de la basílica, esta zona era propiedad de la antigua familia de los Lateranos, que tenían su residencia en las inmediaciones. Los Anales de Tácito del año 65 hablan de una confiscación por parte de Nerón, debido a la implicación de algunos miembros de la familia en una conspiración contra el propio emperador.

Más tarde, los terrenos pasaron a ser propiedad de una tal Fausta, conocida por ser la mujer de Flavio Valerio Constantino, que fue proclamado emperador cuando murió su padre en el año 306.

El emperador Constantino dio libertad de culto a los cristianos con el edicto de Milán del año 313 y, preocupado por ofrecer a la Iglesia naciente un lugar adecuado para sus celebraciones, cedió al Papa Melquíades los terrenos lateranos que su mujer le había dado como dote para construir allí una iglesia.

La Basílica, consagrada en el año 324 por el Papa Silvestre I, fue dedicada al Santísimo Salvador. En el siglo IX Sergio III la dedicó también a san Juan Bautista y en el siglo XII Lucio II añadió a san Juan Evangelista.

Desde el siglo IV hasta el XIV, cuando el Papa se trasladó a Aviñón, Letrán fue la sede principal del papado, convirtiéndose en símbolo y corazón de la vida de la Iglesia.

En 1378, con la elección de Gregorio XI, la sede del Pontífice regresó a Roma, pero como Letrán estaba en pésimas condiciones, se decidió trasladar el poder al Vaticano.

No fue hasta 1650, por encargo del Papa Inocencio X, cuando se decidió la total remodelación de la Basílica gracias a la obra de Francesco Borromini.

Tras el edicto de Milán del año 313, gracias al cual se concedió a los cristianos la libertad de culto, el emperador Constantino decidió donar dos basílicas a la nueva Iglesia naciente, erigidas sobre las tumbas de Pedro y Pablo.

Sin embargo, más tarde, en el siglo V, dada la continua afluencia de peregrinos a la tumba y las dimensiones limitadas del edificio original de la basílica de San Pablo, los tres emperadores que gobernaban entonces, Teodosio, Valentiniano II y Arcadio, se vieron obligados a construir un edificio más grande, invirtiendo su orientación hacia el oeste.

Finalmente, en 1854 fue inaugurada por el Papa Pío IX la actual y monumental basílica que sigue conservando hasta hoy en su interior la que según la tradición fue la cadena que unía al apóstol Pablo al soldado romano mientras estaba preso en espera de juicio.

La Basílica Papal de Santa María la Mayor es el santuario mariano más importante y antiguo de Occidente, y es la única entre las Basílicas Papales que ha mantenido intacto su aspecto paleocristiano. Aunque la enriquecieron con añadidos sucesivos, todos los mecenas respetaron el plano original que, por tradición, era considerado fruto de un diseño divino. Según la historia de la fundación, la Virgen María se apareció en sueños al patricio Juan y al Papa Liberio exhortándoles a construir una iglesia dedicada a Ella en el lugar exacto donde hiciera caer la nieve. En la mañana del 5 de agosto del año 358, vieron el perímetro dibujado por la nieve en el monte Esquilino, la más alta de las colinas romanas. La milagrosa nevada se conmemora todavía hoy con pétalos blancos que se dejan caer desde el techo de la Basílica durante la liturgia. La tradición ennoblece a Santa María la Mayor como reliquia mariana, querida y diseñada por la propia Madre de Dios.

La Basílica custodia el icono mariano más importante, la Salus Populi Romani. La tradición atribuye la imagen a San Lucas, evangelista y patrón de los pintores. El Papa Francisco pone sus viajes apostólicos bajo la protección de la Salus, a la que suele visitar antes de su partida y después de su regreso.

La reliquia de la Santa Cuna, el pesebre donde fue recostado el Niño Jesús, recuerda la importancia de Santa María la Mayor como el Belén de Occidente. Aquí, por primera vez, se celebró la Misa de Nochebuena y durante siglos los Pontífices acudieron a la Basílica manteniendo esta costumbre.

Entre las reliquias más importantes, la Basílica custodia los restos de San Matías y de San Jerónimo.

El Papa Adriano II acogió en Santa María la Mayor en el año 867 a los santos Cirilo y Metodio y aprobó el uso del paleoeslavo en la liturgia.

En la Basílica de Santa María la Mayor están enterrados siete Pontífices.

ACTIVIDADES

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