Sínodo de la Sinodalidad: Publican las pistas para la fase de implementación
fuente: conferencia Episcopal Peruana
La Secretaría General del Sínodo publicó este 7 de julio las Pistas para la fase de implementación del Sínodo. Se trata de un documento de 70 páginas que servirá como instrumento para acompañar la última fase del proceso sinodal. Con su publicación se busca un doble propósito. Por una parte, ofrecer a las Iglesias locales de todo el mundo un marco de referencia compartido que facilite el caminar juntos. Por otra, promover el diálogo que conducirá a la Iglesia toda hacia la Asamblea eclesial de octubre de 2028.

Desde la Secretaría General del Sínodo señalaron que este documento quiere “ofrecerles un horizonte con el cual confrontarse y, sobre todo, las invita a compartir sus iniciativas, contribuyendo así al discernimiento eclesial más amplio”.
Todo ello a partir de las inquietudes de muchas iglesias en el mundo de cómo aplicar el Documento final del Sínodo 2021-2024, incluso “algunas están dando sus primeros pasos”.
La fase de implementación ha quedado establecida en estos cinco hitos:
- Junio de 2025 – diciembre de 2026: itinerarios de implementación en las
Iglesias locales y sus agrupaciones; - Primer semestre de 2027: Asambleas de evaluación en las Diócesis y
Parroquias; - Segundo semestre de 2027: Asambleas de Evaluación en las Conferencias
Episcopales nacionales e internacionales, en las Estructuras Jerárquicas
Orientales y en otras agrupaciones eclesiales; - Primer trimestre de 2028: Asambleas continentales de evaluación;
- Octubre de 2028: Asamblea eclesial en el Vaticano.
Papa León XIV establece dos nuevos grupos de estudio
El texto fue aprobado por el XVI Consejo Ordinario, reunido en Roma hace pocos días. El 26 de junio, los miembros recibieron la visita del Papa León XIV, quien los animó a continuar con el estilo de la sinodalidad, una actitud que nos ayuda a ser Iglesia. El propio León XIV, según informa el documento de hoy, confirmó los Grupos de Estudio, establecidos por Francisco el año pasado para profundizar la reflexión sobre ciertos temas desde un punto de vista canónico, teológico y pastoral, añadiendo dos nuevos: uno sobre «La liturgia en perspectiva sinodal» y otro sobre «El estatuto de las Conferencias Episcopales, las Asambleas Eclesiales y los Consejos Particulares ». La Secretaría General del Sínodo tiene la tarea de «garantizar que las decisiones del Papa, que también maduran a partir de los resultados de estos Grupos, se integren armoniosamente en el camino sinodal en curso».
Introducción del cardenal Grech
Las Huellas se abre con una introducción del cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, que subraya que en este mundo «atrapado en una espiral de violencia y guerra sin fin, al que le resulta cada vez más difícil crear ocasiones de encuentro y diálogo», es más que nunca necesaria una Iglesia que sepa ser «signo e instrumento» de la «unidad de todo el género humano».
El cardenal recuerda que muchas Iglesias locales del mundo siguen con entusiasmo el camino sinodal; otras, sin embargo, todavía se preguntan cómo emprender la fase de implementación o están dando sus primeros pasos. El texto de hoy puede, por lo tanto, ser un horizonte que afrontar y un estímulo para avanzar con valentía, afrontando resistencias y dificultades.

El Jubileo de los Equipos Sinodales
Las primeras páginas del documento enumeran las futuras etapas del camino sinodal y anuncian un evento especial: el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, que se celebrará del 24 al 26 de octubre de 2025. «Una oportunidad para construir vínculos, intercambiar experiencias y conectar mejor».
En detalle, el primer capítulo ofrece una clave interpretativa para la fase de implementación del proceso sinodal, cuyo objetivo es experimentar con prácticas y estructuras renovadas para que la vida de la Iglesia sea cada vez más sinodal. Esta fase no es, por lo tanto, una especie de ejercicio, una tarea adicional solicitada por Roma, ni un momento para formular hipótesis abstractas. Tampoco es un retroceso ni una mera repetición de lo ya vivido. La fase de implementación —se aclara— forma parte de la vida ordinaria de las Iglesias, que deberán identificar caminos formativos para lograr una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales.
Participación más amplia
El documento continúa afirmando que mujeres y hombres participan en la fase de implementación, en la variedad de carismas, vocaciones y ministerios; pequeñas comunidades cristianas o comunidades eclesiales de base; parroquias, asociaciones, movimientos; personas consagradas. En resumen, todos, porque «no puede ser un camino limitado a un núcleo de seguidores», especifica el texto; de hecho, es importante contribuir a «ampliar las posibilidades de participación y el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados».
La tarea del obispo y el papel de los equipos sinodales
El texto reitera que el principal responsable de la fase de implementación en cada Iglesia local es el obispo diocesano o eparquial, quien deberá recurrir a otras figuras y organismos como los diversos Consejos (presbiteral, pastoral, económico) y, sobre todo, a los equipos sinodales diocesanos/eparquiales, cuyo trabajo, en la fase de consulta, fue valioso. «Su contribución también será fundamental en la fase de implementación», afirma el documento. Por ello, será necesario valorar y renovar los equipos existentes, reactivarlos si se suspenden, integrarlos y capacitarlos cuando no existan. Los equipos incluyen a laicos y laicas, sacerdotes y diáconos, consagrados y consagradas de diferentes edades y portadores de diferentes culturas y modelos de formación. Se evaluará la posibilidad de invitar a representantes de otras comunidades cristianas o religiones como observadores
La puerta siempre “abierta”
El documento aborda extensamente las tareas de la Secretaría General del Sínodo, la cual, según se afirma, se compromete a permanecer siempre abierta a escuchar las necesidades, intuiciones y propuestas de las Iglesias locales, facilitar su trabajo y responder a las solicitudes de contenido y metodología. En esta perspectiva, se promoverán conferencias, seminarios de estudio y momentos de reflexión compartida. Asimismo, se acompañará la organización de las asambleas continentales de evaluación (primer trimestre de 2028) y la asamblea eclesial de octubre de 2028, como oportunidades para compartir experiencias de renovación de prácticas y estructuras en un sentido sinodal, con el fin de presentarlas al Papa para su validación definitiva.
Promover el conocimiento del Documento Final
Las Huellas exploran entonces la estructura y el contenido del Documento Final de la Asamblea de 2024, un texto rico y orgánico cuyo conocimiento es esencial promover. Se recomienda ofrecer momentos y/o herramientas de formación, acompañamiento y orientación en la lectura. El Documento identifica entonces algunos puntos fuertes, como la perspectiva eclesiológica arraigada en el Concilio; el impulso ecuménico; y la visión de un diálogo con otras tradiciones religiosas y la sociedad.
Mirando hacia el futuro con confianza
En la parte final, se invita a la Iglesia a «mirar con confianza el camino» de los próximos años, a partir del Jubileo de los equipos sinodales: «Que la ocasión de caminar juntos físicamente hacia la Puerta Santa se convierta en una oportunidad para intercambiar dones y celebrar esa esperanza que no defrauda».

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