LA CARIDAD DE LOS BAUTIZADOS EN TODO EL MUNDO POR EL MUNDO ENTERO
El Fondo Universal de Solidaridad tiene sus raíces en el comportamiento de la primera comunidad cristiana tal y como se mencionada en el libro de los Hechos de los Apóstoles: «La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. No había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad» (Hechos 4, 32,34-35).
Los primeros cristianos habían dado vida a formas específicas de compromiso tanto con los pobres como con la misión; la comunidad de Jerusalén se había dotado tanto de una estructura caritativa, que dependía primero de los doce apóstoles y luego de los diáconos, como de un fondo solidario, resultado de las ofrendas gratuitas y de las contribuciones libres de la venta de propiedades.
Estas colectas, iniciadas por San Pablo y realizadas con una finalidad caritativa, tenían al mismo tiempo un objetivo pastoral: la unidad de fe y amor entre los cristianos.
Fue esta misma preocupación la que impulsó a Pauline Jaricot a reunir a sus amigos para dedicarse a la oración y la colecta de fondos para las misiones.
La Cooperación Misionera Pontificia y la solidaridad entre las Iglesias
LOS SUBSIDIOS LLEGAN DONDE SE NECESITAN
Las Obras Pontificias para la Propagación de la Fe, la Santa Infancia y San Pedro Apóstol establecieron un fondo de solidaridad, capaz de apoyar programas de asistencia universal. El Fondo Universal de Solidaridad es «signo de la unidad de fe, de amor y de justicia que une en el mundo a todos los miembros de la Iglesia y a todas las Iglesias particulares en la comunión de la Iglesia universal» (cf. Estatuto de las OMP, art. 67).
Todo bautizado lleva consigo la responsabilidad de la catolicidad de la Iglesia y, por tanto, de la colaboración en la evangelización universal.
Las OMP aseguran una distribución justa y responsable de las donaciones que el Pueblo de Dios hace cada año en todo el mundo al Fondo Universal de Solidaridad del Papa.
A través de la distribución de subsidios, las OMP están atentas a las situaciones de cada iglesia en particular y demuestran que tienen en cuenta sus necesidades.
De esta manera, las OMP pueden apoyar un programa anual de ayuda a todas las Iglesias de misión, en vista de su progresiva autonomía y para permitirles corresponder, a su vez, a las necesidades de las Iglesias hermanas más necesitadas.
«… La Iglesia continúa, desde siempre, yendo hacia adelante también gracias al óbolo de la viuda, a la contribución de toda la multitud de personas que se sienten sanadas y consoladas por Jesús y que, por ello, por su inmensa gratitud, donan lo que tienen». (Papa Francisco, Mensaje a las OMP del 21 de mayo de 2020).
SUBSIDIOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS DISTRIBUIDOS POR CONTINENTE
Tú también puede ser parte de esta misión, apoyándonos con una pequeña donación
PONTIFICIA OBRA DE LA PROPAGACIÓN DE LA FE
El empeño de la Propagación de la Fe es suscitar en el pueblo de Dios
un espíritu auténticamente universal para hacer que crezca en las Iglesias locales
una conciencia misionera según la vida natural de la Iglesia.
PONTIFICIA OBRA DE LA INFANCIA MISIONERA
La Obra de la Infancia Misionera o Santa Infancia conduce a los niños al descubrimiento del espíritu misionero,
y les enseña a ayudad con la oración y con pequeños sacrificios
materiales a los niños de su misma edad.
PONTIFICIA OBRA DE SAN PEDRO APÓSTOL
La Obra de San Pedro colabora al crecimiento de las jóvenes Iglesias
apoyando financieramente la construcción de nuevos seminarios,
y los programas de formación de los nuevos sacerdotes, religiosos
y religiosas locales.
PONTIFICIA UNIÓN MISIONAL
La Unión Misional se propone suscitar en la Iglesia la pasión
por la misión, colaborar en la formación misionera y animar a
las comunidades cristianas a cooperar y tomar parte activa
en la actividad de evangelización.