Cardenal Pedro Barreto en Adviento: Vivir la alegría en el Señor y ser testigos de esperanza”
n este Tercer Domingo de Adviento, considerado “El Domingo de la Alegría en el Señor”, el Cardenal Pedro Barreto presidió la Celebración Eucarística desde la Basílica Catedral de Lima.
Al inicio de su Homilía, citando a la Primera Lectura de la profecía de Sofonías, el Cardenal Barreto señaló que, en medio de las dificultades, “debemos permanecer alegres” porque, a pesar de todas las circunstancias, “Dios está con nosotros siendo nuestro fundamento de paz y esperanza”.
El arzobispo emérito de Huancayo recordó, en alusión a la Segunda Lectura, que la conversión de Pablo fue posible porque se dejó inspirar por Jesús Resucitado y, a partir de esa revelación, busca hacer el bien y ser un testigo fiel. “Pablo nos dice: Estén siempre alegres en el Señor. Y uno puede preguntarse cómo podemos estar siempre alegres; sin embargo, no se trata de una simple alegría pasajera, se trata de la alegría que nos da el Resucitado, el Hijo de Dios hecho hombre y encarnado que camina hoy con nosotros en la historia de la Iglesia», sostuvo.
A través de su entrega generosa, el Señor nos ha asegurado que no hay nada ni nadie que nos pueda separar de su amor.
Reflexionado el Evangelio de San Lucas (3,10-18), el Cardenal Barreto indicó que hay tres aspectos fundamentales a poner en práctica en este tiempo de Adviento ante la llegada del Salvador: compartir con los demás, ser justos y servir al Pueblo de Dios.
“Primero es compartir. Así como Dios comparte a su Hijo con nosotros, nosotros también tenemos que compartir lo poco o mucho que tengamos. Navidad es compartir».
En segundo lugar, ser justos con los demás. «No exigir a los demás lo que nosotros no cumplimos. Ser justos, ser equitativos».
Y el tercer aspecto fundamental consiste en servir sin ningún interés personal o de grupo. «Y este es un llamado a todas las personas que son autoridades», replicó.
Juan Bautista es un ejemplo de lo que significa ponerse al servicio de Jesús, de la justicia, de la paz y de la verdad, sin esperar un premio por el servicio que realiza.
Cuando Juan Bautista afirma en el Evangelio de hoy: «Yo los bautizo con agua, pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias”, el Cardenal Barreto puso énfasis en al importancia de mantenernos en actitud de humildad, dejando de lado cualquier ambición de poder o soberbia.
Finalmente, señaló que la Palabra de hoy nos invita a que asumamos dos compromisos con el Señor en este tiempo de espera: “El primer compromiso es vivir la alegría en el Señor de manera solidaria con los demás. La Navidad no es para celebrarla en solitario, es en solidaridad. El segundo, ser testigos de la esperanza activa, creativa. Dar testimonio de que Jesús ha nacido, es nuestro valiente guerrero que nos salva, y Él es la fuente de nuestra paz, alegría y esperanza”.
La Eucaristía de este III Domingo de Adviento contó con la participación especial de los jóvenes de la confirmación de la Parroquia El Sagrario; y del Coro Arquidiosano de la Vicaría de la Juventud.
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