Delegación peruana participa en el Congreso Internacional sobre la Formación Permanente de los Sacerdotes en la Santa Sede

Delegación peruana participa en el Congreso Internacional sobre la Formación Permanente de los Sacerdotes en la Santa Sede

El Papa Francisco, en audiencia con los participantes al Congreso Internacional sobre la Formación Permanente de los Sacerdotes que se desarrolla en Roma, los invitó a no cansarse de ser misericordiosos: “Siempre perdona. Cuando la gente viene a confesarse, viene a pedir perdón y no a escuchar una clase de teología o penitencia. Por favor, sean misericordiosos”, dijo el Obispo de Roma.

La delegación peruana, integrada por Monseñor Isaac Martínez Chuquizana MSA, Obispo de Cajamarca, y por 16 sacerdotes, forma parte del millar de participantes de todo el mundo que asiste al evento del 6 al 10 de enero en el Auditorio de la Conciliación y en el Aula Pablo VI.

Luego de expresarles su gratitud por todo el servicio que hacen en sus diócesis el Santo Padre manifestó que este Congreso tiene como finalidad “intercambiar las buenas prácticas, debatir sobre los desafíos y problemáticas, y de escrutar los horizontes futuros de la formación sacerdotal en esta época cambiante. Se trata de caminar en busca de instrumentos y lenguajes que ayuden a la formación sacerdotal”.

El Pontífice, además, motivó a los participantes a que se inspiren en la invitación que el apóstol Pablo dirige a Timoteo y que ha dado título a este Congreso: “Reaviva el don de Dios que has recibido” (2 Tm 1,6) y advirtió que para reavivar el don recibido es necesario: la alegría del Evangelio, la pertenencia al pueblo y la generatividad del servicio.

La alegría del Evangelio es la buena noticia de ser amados por Dios con ternura y misericordia; la pertenencia al pueblo se dará sólo viviendo el ministerio bien insertados en el pueblo sacerdotal, del que también proceden; y, la generatividad del servicio consiste en formar sacerdotes sirviendo sus vidas, animando sus caminos, ayudándolos en su discernimiento, acompañándolos en las dificultades y apoyándolos en los retos pastorales. “El sacerdote así formado, a su vez, se pone al servicio del pueblo de Dios, está cerca de la gente y, como Jesús en la cruz, se hace cargo de todos”, insistió el Santo Padre.

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