
Las Obras Misionales Pontificias (OMP) son el principal instrumento de la Iglesia católica para atender las grandes necesidades con las que se encuentran los misioneros en su labor de evangelización por todo el mundo.
Ofrecen un constante apoyo espiritual y material para que los misioneros puedan anunciar el Evangelio y colaborar en el desarrollo personal y social del pueblo en medio del cual realizan su labor.
Disponen de un Fondo Universal de Solidaridad adonde llegan las aportaciones de los fieles, por pequeñas que sean, y se reparten en función de las necesidades existentes en los territorios de misión.
“Las Obras Misionales Pontificias: la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, la Obra Pontificia de la Infancia Misionera y la Pontificia Unión Misional, están constituidas como instrumentos para promover la responsabilidad misionera de cada bautizado y para apoyar a las nuevas Iglesias particulares”, Papa Francisco en Praedicate Evangelium.
- NUESTRA MISION
Apoyar a las misiones
Proporcionar a las misiones lo necesario para que ningún rincón del mundo se quede sin la esperanza de conocer a Dios.
Promover el espíritu misionero
Concienciar y formar a todas las Iglesias del mundo y fomentar su participación efectiva en la misión
- CÓMO ESTAMOS ORGANIZADOS
El principal responsable de las Obras Misionales Pontificias es el Papa. Para ello se sirve del Dicasterio para la Evangelización, del que dependen las OMP y que vela por los 1.119 territorios de misión, ese tercio de la Iglesia mundial cuya vida y labor aún depende de ayudas externas, tanto económicas, como personales y espirituales.
En el Perú, como en cada país, hay una Dirección Nacional de OMP, desde la que se presta servicio a las Direcciones Diocesanas-Delegaciones de Misiones. Estas se encargan del trabajo directo de sensibilización y cooperación misionera entre las comunidades cristianas y ante toda la sociedad
v RECURSOS ECONÓNICOS
Los donativos entregados a OMP, recogidos en las Jornadas del Domund, Infancia Misionera y Vocaciones Nativas, o en cualquier otro momento, llegan de las diócesis a la Dirección Nacional, que los envía al Fondo Universal de Solidaridad de las OMP.
Desde este Fondo —al que todos los países aportan en función de sus posibilidades— se atienden necesidades de los 1.119 territorios de misión, garantizando una distribución equitativa y justa.
Cooperación Personal
Es la forma de colaboración que realizan los misioneros enviados por la Iglesia a todo el mundo. También es de gran valor la ayuda de los colaboradores y voluntarios misioneros, que dedican su tiempo a informar y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de la ayuda misionera.
Cooperación Espiritual
Es la colaboración de todos los fieles al escuchar y meditar la Palabra de Dios, y al rezar por los misioneros. La oración es el don y la fuerza que necesita la Iglesia para desarrollar la labor misionera cada día.
Cooperación Material
Es la colaboración económica de quienes comparten lo que tienen. A través de diversas campañas mundiales en favor de las misiones, es posible el funcionamiento y desarrollo de los territorios de misión, para llevar a cabo proyectos sociales y de evangelización.
¿Por qué se llaman Obras?
Una obra es el resultado del trabajo o de la acción: en el trabajo misionero, «Obra» es lo que se realiza en bien al prójimo. Se llaman Obras para distinguirlas de una simple actividad apostólica transitoria. Son Obras porque representan una «organización» eclesial.
¿Por qué Misionales?
Porque nos educan en el espíritu misionero universal y porque nos llevan a compartir la fe en Jesucristo y nuestros recursos económicos, espirituales y humanos, con los demás hermanos de las iglesias y comunidades nacientes. Ellas ayudan a que los cristianos y sus comunidades comprendan y cumplan su misión universal.
¿Por qué Pontificias?
Porque están aprobadas expresamente por el Papa como obras evangelizadoras misioneras. Además, están a su disposición para ayudarle a cumplir tan alta misión.